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Es el otoño. Pasamos en un sólo paso de mañanas de uvas a tardes de membrillo. De éstas a noches de lluvias torrenciales y de éstas a tardes calmas donde brillan en el corazón de Mágina, como diamantes de cal, sus pueblos lejanos, que viajan hacia el frío.
3 comentarios:
Genial la extensión de la secuencia de imágenes que nos traes... caminamos a lo profundo del frio y la tierra quizá con una impotencia plenamente asumida por el paso de los milenios, asiste espera paciente a que el frio le hiele la piel curtida.
Como en tantas otras ocasiones... gracias.
Manuel ¿te apetece un café? No te he avisado para la tertulia porque no sé si andas atareado. Pero creo que tu aportación al tema que estamos tratando sería muy interesante.
En resumen, hablamos de que no disponemos de tiempo para nada y esto lo están sufriendo los hijos. Intentamos que se adapten a nuestro ritmo en vez de ser nosotros los que nos adaptemos al suyo. De todo esto, los jóvenes se resienten y andan como perdidos. Y luego, ocurre que la mayoría se queja de que no sabe cómo cobernar a la prole.
¿Qué opinas?...
Te espero en mi blog, si te apetece.
Viajar es un placer, las estaciones son prueba de ello; toma un tren y verás..., como el otoño llama a tus puertas.
Saludos.
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